lunes, 11 de octubre de 2010

La Cicatriz en la mano


La cicatriz en la mano

¿Por qué te dejas enamorar tan súbitamente para luego sufrir?

¿Qué harás más si mueres mañana?

¿acaso amar es nadar en el río tempestuoso, próximo a tormentas

acaudaladas de lluvia de lagrimas, tiñendo causes de pasión?.

Y ¿por qué si amar es combatir lo sosiegas con superfluas explicaciones?

No entiendo.

Aquel que se oculta y no admite lo que siente es cobarde,

engaña a su alma y se inventa un nunca para siempre volviéndose inerte;

ojalá sepa bien que sin ser o ente no hay nada ni explicación

para el abismo recurrente de almas fracturadas,

tampoco existe elegía para el amor porque no lo hay para la misma muerte

son parte del ocaso y toda esta desolación.

Todo parece ser un sueño burdo,

desde que estoy aquí no he soltado la pluma

aun así está noche yo estoy aquí y ella no,

mientras tu desgraciado la añoras le escribes

y te atreves a hablar de ella frente a otros.

Sufro para quizás odiarte,

entonces vuelve la lucha a mi

porque es un sentimiento que no quiero albergar;

ahora sé cuanto somos desgraciados.

Ella llegó, tu marchas tras su son

como un baboso animal bípedo,

mientras yo me consumo en el coraje

sé que aún así me importas,

a distancia alguien dice

- ¡Y SI TODO ESTA JODIDO QUÉ! –

He pegado nuevamente a la pared

tres veces y la mano sangra,

mi fuerza la ha guiado al dolor

y en ésta sequia con la cicatriz en ella,

solamente pienso:

ando mejor si ti entre los abismos etéreos

de desolados vestigios atiborrados del corazón

que parten y doblegan todo por locura

que por la misma razón.


Monroy Martignón María Fernanda

No hay comentarios:

Publicar un comentario